El comienzo del siglo XXI significó una auténtica pesadilla para el Futbol Club Barcelona. Estancado en Europa y con un Madrid de Florentino Pérez que deslumbraba con los galácticos; esos años del club blanco podrían describirse con una imagen: la pincelada de Zinedine Zidane ante el Leverkusen en la final de la Champions del 2002, un gol enmarcado para la eternidad.
Para fortuna del club de la Ciudad Condal, un terco Joan Laporta que insistió no una, no dos, sino tres veces para hacerse de la presidencia del Barça en 2003. El primer gran acierto de Laporta fue la incorporación de Ronaldinho procedente del PSG y que llegó en calidad de refuerzo de lujo. Ojo, que los movimientos administrativos del club y deportivos no hubieran sido posibles sin los consejos de Sandro Rossel y claro, Johan Cruyff.
Al fichaje del astro brasileño, llegaron jugadores clave en la columna vertebral del equipo como Deco, Samuel Eto’o y Rafael Márquez, entre otros. Además de que el mexicano llegó en calidad de ganga. El Barça de Dinho, como la historia recuerda a ese equipo, comenzó a renacer en Liga y Champions, llegando al clímax en París, cuando en 2006 vencieron al Arsenal de Henry, ganando la segunda Champions en la historia, y una de las más añoradas por el barcelonismo.
Actualmente, la noticia del nombramiento de Rafael Márquez ha generado mucho optimismo en el seno del club, ya que, además de apagar otro incendio como el de principios de los 2000, la otra misión que tiene Joan Laporta es subsanar la debacle del Barcelona B que actualmente ha caído hasta la tercera división de España. Incluso parte de la prensa (siempre difícil) catalana, ha visto con buenos ojos la llegada del Káiser de Michoacán. Destacando que en su proceso previo con los cadetes Real Alcalá, ya dio avisos que seguirá la escuela de sus grandes maestros, apostando con el 4-3-3 que enamoró a la mitad del planeta.
La jugada maestra de Laporta no es el presente, es sembrar un proyecto a largo plazo, ya que entrenadores como Guardiola o Luis Enrique, después de emerger del Barcelona B y cumplir de manera fantástica su ciclo, emprendieron nuevas aventuras por Europa. Llámeme loco, pero la posibilidad de que Rafa termine dirigiendo al equipo con el que logró convertirse en leyenda es alta.
Desde luego, la primera misión de Márquez será ascender de manera inmediata al filial del equipo y, posteriormente, consolidar el estilo fiel del futbol total que lograron los grandes alumnos de Cruyff y que hoy se entiende como el ADN del Barça. Una vez conseguido esto, Rafael Márquez tendrá el crédito suficiente para reclamar el asiento principal del banquillo del Camp Nou. Hay ciudades o lugares en el mundo que parecen estar enlazados en el destino de la gente. Esperemos que Laporta tenga nuevamente la visión que hace 20 años iluminaron al Barcelona.